domingo, 5 de febrero de 2012

Frío





¡Frío, mucho frío! Avisados estábamos y así ha sido. No obstante, el domingo ha perdonado y algunos han sacado pecho a la rasca, ya más suavizada. Yo tenía plan de hotelito de playa y el viernes lo pasé comprobando lo bien que hablan alemán los camareros del La Barrosa Park y los distinguidos que están con su palomita y todo. Hoy domingo he ido a conocer el despegue de Vejer, un sitio interesante si se está por la zona y el viento viene de poniente. Me ha sorprendido -no agradablemente- lo cambiado que está el campo con tanto generador eólico. Hay que repetirse constantemente que eso es bueno porque se dejan de emitir a la atmósfera miles de toneladas de dióxido de carbono para no cabrearse con tan tremendo deterioro paisajístico.
Aprovechando que el Pisuerga... le prometo a la compañía una buena comida en el Bosque, intuyendo que estaría volable, y aparecí por allí cuando se veía ya algún ala por el cielo. Tras el almuerzo -Media de Marqués de Cáceres, sopita picadillo, revueltos de gambas, champiñones y jamón y medallones de ternera en salda para compartir, más cafés, 32 leuró, adivinen quién paga- se contaban por lo menos diez o doce en el aire, no muy alejados del despegue. Me acerqué por el aterrizaje con la idea de volver a conectar la vela a la silla -la tenía suelta desde el curso de paracaídas- y mientras andaba en la faena fueron aterrizando el Pacomesa, Leo, Gaspar y algunos otros. Habían hecho buenos vuelos aunque todos traían los dedos helados ¿Para cuando unos guantes calefactados de parapente?
Cómo no tenía plan de volar, no volé, pero entre abrir el ala, revisarla un poco, hacer un intento de campa, volverla a plegar, conectarla a los mosquetones, empaquetar todo de nuevo  y saludar a la gente, lo único que me ha faltado en el día de vuelo ha sido volar. Me recuerda a Alfred Hitchcock, que planificaba tanto sus películas que cuando llegaba a los estudios le resultaba aburridísimo el rodaje. Bueno, no es una comparación adecuada, disfruto mucho del propio vuelo. La semana próxima será. Estaremos atentos a las predicciones de Carlos, a ver donde nos manda.
Moraleja: si el día está perro, cambia la ventisca cortante en tu cara por el tacto cálido de terciopelos y sedas en tus dedos.